jueves, diciembre 10, 2009

BRMC

De repente una de tus visiones saca la mano del espejo y te invita al cine.
Le dices que si, ní piensas por qué es que te está hablando.
Te subes a su carro, piensas en una buena amistad con la vieja visión.
La música de fondo que tu has creado y el ambiente que vives es adecuado.
Sucede algo, no diferente del primer pensamiento, sólo un tanto alejado.

Regresas, y ves en tu espejo a la misma de tus visiones con cientos de manos fuera del espejo,
pero ahora, ninguna de las manos te está sugiriendo algo.

Te enojas, pero agradeces la felicidad momentánea.

3 comentarios:

Miranda dijo...

Me gustó, ya imagino que agarraste a trancazos las miles de manos después.

Marina Miró. dijo...

entiendooo
entiendoo
y entiendoo..


laaa soledadd es un pasoo firmeeee que no he podido obligarme a daaaaaaar...

Anónimo dijo...

te entiendo perfectamente, es que me pasan cosas así siempre