De repente una de tus visiones saca la mano del espejo y te invita al cine.
Le dices que si, ní piensas por qué es que te está hablando.
Te subes a su carro, piensas en una buena amistad con la vieja visión.
La música de fondo que tu has creado y el ambiente que vives es adecuado.
Sucede algo, no diferente del primer pensamiento, sólo un tanto alejado.
Regresas, y ves en tu espejo a la misma de tus visiones con cientos de manos fuera del espejo,
pero ahora, ninguna de las manos te está sugiriendo algo.
Te enojas, pero agradeces la felicidad momentánea.
jueves, diciembre 10, 2009
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3 comentarios:
Me gustó, ya imagino que agarraste a trancazos las miles de manos después.
entiendooo
entiendoo
y entiendoo..
laaa soledadd es un pasoo firmeeee que no he podido obligarme a daaaaaaar...
te entiendo perfectamente, es que me pasan cosas así siempre
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