domingo, abril 26, 2009

historia.

Una viejecilla después de entrar a un bar lleno de jóvenes embriagándose a vender sus chucherías guardadas en una inmensa canasta, decide tener 19 años de nuevo.

-Quiero tener 19 años- le dice a un muchacho de negros cabellos y ropa andrajosa.
Él la ignora, mientras ella sigue caminando, y vuelve a decir lo mismo, pero ahora se lo dice a una mesera que tan rápido como puede llama a un guardia para que la corra del fétido bar.

-No es necesario que llames a Joaquín, yo me largo-
La mesera sorprendida destapa una cerveza y sigue caminando como si nada hubiera sucedido.
Joaquín llega y con gesto matón le dice a la viejecita,-¿Nos vamos?-

La viejita no contesta, sólo camina con su coja pierna lo más rápido que puede.
-Nos veremos cuando tenga 19- Grita por fin.

Pasaron semanas y meses y años, hasta cerraron el bar por un tiempo, y la viejecita no regresó.
Hasta que un día, por ahí de la 1 de la mañana entró al bar una joven alta, de piel morena, y larga cabellera café.

-Soy yo- dijo ella, - He regresado para probarles de 19 si me compran-
Todos los que estaban ahí pensaron que no estaba en sus cinco sentidos, mientras llegó Joaquín el guardia, con deseos de aprovecharse de aquella ebria muchachita.

-¡Ya tengo la edad que prometí!, Ahora si me van a comprar mis chucherías. –
El guardia, soltó una carcajada irónica y pensó (seguro la vieja mando a su nieta para que la vengara). Nadie le compró, ni si quiera la voltearon a ver.

Joaquín no obtuvo nada de la morena nieta de la viejecilla, ella se fue, jamás regresó.
Nunca nadie supo que lo que viejecilla ofrecía entre sus chucherías, y yo tampoco lo supe.

1 comentario:

Miranda dijo...

Ésta historia me gustó.